Si alguna vez te leíste El Hobbit, te das cuenta que la vida de un hombrecito de estos es muy tranquila, tienen de todo en su casa y además no le asustan los cambios, volver una y otra vez a probar. Creativería es ese lugar, como un Lab, donde uno puede experimentar, donde hay sentido de pertenencia; siendo un poco romántico, un lugar donde varios sueños se pueden volver una realidad.
Que no tiene límite en cuanto a la imaginación.
Fue muy interesante porque tenía que desarrollar una especie de librería de componentes que fueran reutilizables, llevándome a pensar en arquitectura, en adaptabilidad. Fue divertido en realidad.
Yo creo que el alumno, por más que quiera, no llega a superar al maestro, siempre el maestro va un paso adelante. Todo lo que un software pueda aprender, nosotros se lo enseñamos y viniendo de seres imperfectos, puede haber uno que otro “bugcillo” que permita contrarrestar cualquier amenaza.
Siempre pasamos por procesos y en cualquier etapa en la que me encuentre pretendo dejar un legado, esa es mi estrategia, siempre dejar un legado.
Crecer juntos.
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